En 2015 fue cuando se demostró por primera vez que la especie estaba en peligro.
En aquel momento, a pesar de las advertencias de los científicos, los países habían fijado niveles de pesca que ofrecían pocas posibilidades para que el pez reconstituyera sus reservas en un periodo de 10 años.
"No sólo no se inició ese proceso, sino que las cosas se agravaron", lamenta Grantly Galland, científico de Pew que participó en la redacción del informe. Los expertos consideran que reducir la pesca a 50 mil toneladas al año le daría al atún obeso un 70 % de posibilidades de aumentar sus reservas de aquí a 2028.
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